El perímetro del apartamento delimita un polígono muy irregular, en el que se forman muchas esquinas y rincones que originalmente daban lugar a espacios residuales.
La intervención trata de aportar claridad espacial al desorden previo existente. Para ello se establece un área cuadrada central, que actúa como punto de reunión de la casa, a la que se conectan las diferentes partes del programa de manera más abierta o más filtrada según su uso.
El acceso directo a cualquier estancia desde este gran hall evita crear largos pasillos. Mediante este planteamiento el apartamento funciona como un único espacio polivalente, con la posibilidad de ser ampliado en función de las necesidades o del número de personas que lo utilicen en cada momento.
La disposición de las diferentes zonas queda determinada por las tres únicas ventanas existentes, en torno a las que se sitúan las dos habitaciones y la sala de estar.
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